Gracioso ver cómo nuestras maletas eran transportadas en el aeropuerto de Amsterdam al avión de Berlín, y es que la conexión era muy justita... pero han llegado!
Desde el cielo, un cielo bastante despejado, hemos podido apreciar la extensión de esta ciudad, con su icónica Torre de la TV.
Tras hacer el checkin en el apartamento de AirBnB del barrio de Kreuzberg donde pasaremos estos días, el barrio turco, del que os hablaremos en siguientes posts del blog...
... nos hemos acercado a la mítica Alexanderplatz, sí, la de la misma torre de la TV que acabábamos de ver desde las alturas.
Destaca su noria, el carrusel y la pista de patinaje alrededor de la Fuente de Neptuno. Los puestos son en su gran mayoría de comida (salchichas, crepes, patatas, manzanas, sopas...) y bebidas calientes (destacando el vino).
Nos hemos acercado a la Iglesia de Santa María, la principal iglesia luterana. Cerca, el Ayuntamiento, esa mole de ladrillo rojo con su bandera en todo lo alto con el oso como símbolo de la ciudad.
Nosotros hemos optado por visitar una casa-museo que nos ha permitido descubrir cómo vivía la burguesía de Berlín hace años, durante el auge del movimiento artístico y cultural Bidemeier. Curiosa visita, ya que habitualmente visitamos más palacios de la corte que viviendas de la gente de bien.
El frío era intenso, y tras pasar por delante de la Catedral (punto de entrada a la isla de los museos), la plaza Bebelplatz (con el edifico de la Ópera y la Universidad Humboldt) hemos llegado a Gendarmenmarkt, una de las plazas más bonitas, dicen, de Berlin, con sus 2 iglesias casi simétricas confrontadas, y la sede de la Filarmónica haciendo de juez en el centro. Pero esta plaza en esta época navideña se transforma para acoger uno de los mercados más bonitos. Cobran 1€ por entrar pero merece la pena. El nivel de los puestos de artesanía, de los locales de comida era mucho más exclusivo que el de Alexplatz. Y qué decir del enclave, una vez la noche se ha echado encima. Un disfrute.
Y otro disfrute ha sido el reconstituyente chocolate que nos hemos tomado en el que dicen, es el local chocolatero más famoso, Reusch. Tres plantas tiene el precios edificio, con tienda y exposición de obras de chocolate, zona de cafetería y hasta una zona donde poder ver a los maestros trabajar.
Y con este agradable sabor de boca hemos vuelto al alojamiento donde por fin hemos podido descansar, ilusionados por cómo ha ido el día y esperando lo que nos deparará el plan establecido para mañana. Seguiremos informando.
Hola chicos !menos mal qué habéis madrugado! Os Dan cuerda y no paráis!
ResponderEliminarBesitos